El ladrón muerto tenía en su poder un arma que había sido robada 30 años atrás. La Justicia consideró que hubo legítima defensa y no imputó al oficial que lo mató.
El ladrón muerto tenía en su poder un arma que había sido robada 30 años atrás. La Justicia consideró que hubo legítima defensa y no imputó al oficial que lo mató.